miércoles, julio 08, 2009


"The trouble with jogging is that, by the time you realize you're not in shape for it, it's too far to walk back".


En tantos aspectos, es tan cierto.

Uno va por la vida creyendo que sabe a dónde se dirige, sólo para darse cuenta a mitad del camino que se está cansado y/o atorado, pero es demasiado tarde para volver atrás. ¡Quién pudiera regresarme esos días simples de infancia! Cuando arreglos florales eran junglas salvajes repletas de indómitas bestias fantásticas, las cuales indiscutible e incuestionablemente eran vencidas.

En aquel tiempo, cada vez más lejano, las cosas comunes eran voluntariamente transformadas en extraordinarias, y estaba todo bien. Incluso me atrevo a decir: feliz. ¿Hoy día? Pasa exactamente lo mismo (aunque involuntariamente), ¡y es un drama de nunca acabar!

Hogaño no sólo me peleo con hormonas (esquineras desvergonzadas). Encima de los ataques mensuales de las insolentes, tengo que lidiar con crisis de transición, mutaciones en mis gustos y disgustos, así como aprietos acosadores de incalculable magnitud. (Y digo “incalculable” porque no tengo ni la más casta idea de qué proporción tienen estos mentados teatros).

Por la mañana me he dado cuenta de que no he tenido más que pesadillas los últimos meses. Y cuando no son pesadillas… y, bueno, no son nada. Eso de ya no soñar de noche me preocupa. Espero que no se contagien de esta enfermedad mis sueños de día, porque me muero.

Me siento como esas veces que doblas una pierna y te das cuenta de que no era tan flexible como la recordabas ser. Sólo que no sé muy bien qué parte de mí se está endureciendo… y también me pregunto si es todo parte de un proceso natural, o si pasa algo malo conmigo.

¿Estaré lentamente convirtiéndome en adulta? ¿o en algo peor?

Ya lo he dicho mil veces, pero esto de las transiciones no es lo mío.


Oyendo: I Just Want You to be Happy--- Bonnie Pink

miércoles, julio 01, 2009


"And I can chat with you, baby. Flirt a little, maybe. Does your mother know that you're out?".


Siempre digo que voy a seguir escribiendo en mi blog, y nunca lo hago… Aunque eso ya no es novedad para cualquiera que me haya leído alguna vez.

Tantas cosas han ocurrido alrededor mío, que no sé por donde empezar.

No quiero profundizar demasiado en el mentado incidente de la influenza porcina. De pronto 150 personas muertas de influenza porcina en México valen más que las 3000 que se murieron de malaria ayer en África. Efectivamente sin contar los que mueren de tuberculosis, o dengue. O cualquier otra cosa. Repentinamente este nuevo virus (que es peor que SIDA en el aire, aparentemente) es un arma de bioterroristas, una técnica de mercado de fábricas de fármacos, o una distracción política. Blah, que con ese trozo de opinión les baste, porque ya estoy hasta la coronilla de ese tema.

Hablando de fastidio… bueno, mejor no hablemos de él, que me pongo de mala leche. ¡Cómo hay gente que es un verdadero incordio!

Total, que me escabullí a MTY y, total, que me regresé. Creo que estuve ahí aproximadamente un mes y medio… Me la pasé bien, sin muchas experiencias en las cuales profundizar por ahora. Lo cual no implica que no hayan tenido importancia, simplemente que se han disfrutado al máximo en el momento, sin más ni menos.

Confieso que una parte de mí se quería quedar por allá, tanto por las razones que ignoré hace un párrafo, como por la añoranza de los tiempos perdidos. Pero uno hace planes y Dios se ríe.

De momento me encuentro bendecida con la presencia de un inquilino bruno bruno, que se cree sombra y me despierta en la madrugada con ojos amarillos y maullidos necesitados de amor. Tenía yo casi un año con síndrome de abstinencia gatuna, y este micho me hace producir endorfinas a lo bruto. Le hace honor a su nombre, es mi Liebchen.

Traigo ganas de pintarrajearme la greña de colores, pero siempre digo que lo haré y al final me vencen los paradigmas sociales. ¡Qué vida!



Oyendo: Dancing Queen--- ABBA