Y las sábanas están sucias.
Me acuesto en ellas, como quiera.
Pero sé que están sucias.
Sucias de mí.
Sucias de estrés.
Sucias de tensión.
Sucias de agobio.
Sucias de trastornos.
Sucias de reacciones psicosomáticas.
Sucias de reacciones hormonales.
Sucias de lágrimas.
Sucias, sucias, sucias.
Y me da ese dolorcito en la rodilla.
Y me da ese dolorcito en el astrágalo.
Y me da ese dolorcito en los cuboides.
Y me da ese dolorcito... y algo le pasa a mi esternón. O se me figura.
¿Cómo he llegado del calcáneo al esternón?
De la misma manera que llegó a la Nueva España el buen San Bartolomé de las Casas.
Y pensar que suena tan incoherente.
¿Pero qué estoy diciendo?
Nada de lo que estoy escribiendo suena.
¿Suena en tu mente?
¿Cómo es la voz que oyes al leer estas letras?
Me duele la uña del dedo medio de mi pie izquierdo. Y también el cuello.
Me duele... algo me duele.
Tuve una apoplejía intelectual.
No he podido retener nada de lo que he pensado.
Y no quiero disertar más en ello.
No quiero discurrir nada.
Pero recuerdo las sábanas sucias...
Me tiro en la cama.
Abrazo a mi oso sucio.
Sucio de abrazos.
Sucio de besos.
Sucio de lágrimas.
Sucio de ilusiones.
Sucio de quiridios aferrados.
Sucio de gritos salvajes asfixiados.
Sucio de mis brazos en este momento.
Bostezo.
Ex
ce
so
de
o
xí
ge
n
o
...
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Oyendo:Defying gravity-- Wicked
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