"A great preservative against angry and mutinous thoughts, and all impatience and quarreling, is to have some great business and interest in your mind, which, like a sponge shall suck up your attention and keep you from brooding over what displeases you".
Odio no poder dormir cuando me tengo que levantar temprano al día siguiente.
Hoy fue un buen día, con todo y todo. De hecho, ahora que pienso en todo… creo que no fue tan bueno.
La pequeña Esmeralda perdió su celular por segunda vez. Es injusto decir que es la segunda vez, siendo que la primera no fue pérdida sino ratería, pero esta defensa no nos regresa el aparato perdido. ¡Ánimo, pequeña princesa! Aunque todos te quieran hacer creer lo contrario, todo lo material pasa; se atrofia y se tira a la basura. No os agobiéis, princesa. El Reino os necesita.
Tal vez suene mal, pero ver el infortunio de las demás personas me hace ver que realmente soy bastante bienaventurada (por no decir bendecida, porque luego uno toca temas religiosos y la gente se ofende). No, no disfruto de la desdicha de la gente a mi alrededor. Honestamente, mi empatía me lo impide. A lo que voy es meramente el hecho de que me hace consciente de que no estoy tan mal como mi mente emo me quiere hacer ver.
Nosotros siempre tenemos los peores problemas, las peores familias y no hay desventura como la nuestra. Oh, nuestra vida es en verdad pésima. ¿Quién se apiadará de nosotros? ¿Tendremos arreglo?
Claro, nadie se acuerda de los niños desnutridos en África. Es más, ¿para qué nos vamos tan lejos? Los reto a caminar una hora por la ciudad y si no ven pobreza vienen y me cachetean por mentirosa.
Yo era de esas personas, y creo que todos lo somos, o lo fuimos en algún momento (muy probablemente en la adolescencia). Mi vida era lo peor, mis problemas arrasaban cual terrible chubasco, mi familia era un tirano inflexible; ¡nadie me entendía! Oh, woe is me.
Y, bueno. La verdad es que muchas de esas cosas que antes eran tan terribles no han cambiado. Y probablemente no lo hagan. ¿Por qué, entonces, esos viejos problemas ya no tienen relevancia? ¿Será que han sido suplantados por otros dilemas de mayor nivel? ¿O será que dejaron de importarnos?
¿Le da grandeza a un problema nuestra visión de él? ¿Qué es lo que alimenta al poder que tienen los problemas sobre nosotros? Pero, aún más importante, ¿quién les da de comer ese alimento?
Es sencillo: uno mismo nutre la supremacía de estas contrariedades. La pregunta es: ¿Por qué nos gusta tanto?
No conozco persona que no le guste ahondar en las injusticias que se le han hecho (y me incluyo, porque me conozco). Y que si nos ofendieron, y que si nos humillaron. Ay, pero no hay que olvidarnos de aquel día en que nos engañaron. Sí, eso fue horrible, hay que recordarlo. ¿QUÉ RAYOS? ¿Por qué esta naturaleza humana insiste en revivir estas cosas inservibles? ¿Qué necesidad de estar desperdiciando tiempo en recuerdos inaprovechables? En verdad que no lo entiendo, y quiero que cese.
¡Basta! Hoy le doy el día libre a todo eso. Que me vengan a molestar después.
Pero no mañana, porque veo a Saty… ¡felicidad!
Oyendo: Good Morning Starshine--- Fifth Dimension
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