Así es. Millones de días de no postear. Pero todo tiene una razón... y lo posteo para que la gente que me lee, y que me ha estado buscando, sepa dónde estoy.
Estoy en México.
Sí. Es una larga historia que comienza el día Jueves. El día que hablé con mi mamá.
Fue a verme a mi casa, le hice de comer, platicamos de banalidades... pero el tema nunca salió. Yo quería preguntarle sobre lo que lo había pensado. Mi plan era dejar un semestre, para quedarme en MTY, a re-convivir, a convivir y a despedirme. Después de eso, ya me podría ir (un poco menos intranquila) hacia mi destino.
Y mi madre lo sabía. Ella sabía de antemano que yo me quería quedar en MTY esos 6 meses. Lo sabía, y sin embargo, el viernes a las 6 de la mañana pasó a mi casa, me dió un papel, y me dijo: "Toma tu boleto. Te vienes conmigo a México".
Y una qué hace? Llorar, eso hace. Pero todos sabemos que eso no te logra más que un poco de paz, y ligeramente menos tensión.
Me fuí de MTY, para no sé cuándo volver... y estaba tan enojada! Estaba (y, estoy, pero ya no desperdicio bilis) tan furiosa de que pasara por alto lo que yo pensaba, sólo porque sabe que tiene control económico sobre mí. Estoy de acuerdo en que, en algún momento me tenía que ir, pero después de la debida lloradera comunitaria, y la despedida... no así, tan abruptamente.
Llegué a mi casa, me encerré en mi cuarto... y estuve por varias horas sumida entre recuerdos... recuerdos de México, recuerdos de MTY... todo se mezcló en un maldito abismo negro, que me absorbió durante horas indefinidas.
Y me sentía tan impotente. Tan triste... tan culpable, en cierto sentido. Porque algunas personas aún no saben que no volveré. (Por lo menos hasta que tenga dinero para hacerlo...)
Y esta es la condición que puso mi madre. Seis meses en México... no es que me queje, pero... hubiera preferido que fuera diferente. Me hubiera gustado despedirme, decir todo lo que tenía que decir, llorar todo lo que tenía que llorar... abrazarlos a todos, que oyeran de mi boca al irme que nunca los olvidaré y que siempre van a poder contar conmigo, donde quiera que yo esté... pero no. No fue así.
Ya sabía que iba a doler, lo sabía. Pero, ¿por qué tanto? ¿por qué tuvo que ser así? No entiendo cuál es el punto de este sufrimiento innecesario... de estas lágrimas que tal vez me hubieran servido para otra ocasión, pero no... Dios insiste en que las use ahora. ¿Por qué, Dios? ¿por qué actúas de maneras tan raras? No te entiendo...
Me hubiera gustado tanto hacer algunas cosas antes de irme... llamadas telefónicas, visitas... me hubiera gustado decirle al tipo de las rosas que le agradecía todo lo que hizo por mí... me hubiera gustado decirle a... equis persona... que, aunque ya no sintiera lo mismo por él, todavía era importante para mí, y que no lo olvidaría... ay, me hubiera gustado tanto decirle a otra equis persona lo que sentía por él, y todo lo que me iba a costar (lo que me está costando...) olvidarlo... me hubiera gustado juntarme con todas mis amigas y hacer un desmadre... en fin, todo eso se resume en: me hubiera gustado tener una oportunidad de despedirme... todo esto es tan difícil... hay tantas cosas que extrañaba de aquí, y hay tantas otras que extraño de allá... mi corazón no sabe para dónde apuntar, porque no hay un lugar fijo en el que esté... sólo hay personas muy queridas desparramadas en diferentes direcciones.
No sé cómo reaccionar, no sé cuándo los voy a volver a ver, pero más que todo eso, no sé por qué tuvo que ser así...
Pero, a pesar de todo eso, una intenta ser feliz. Me dí cuenta que por intentar ser feliz no pierdes nada, son factores externos a tí los que te hacen perder las cosas... como tu madre, o Dios. Así que, concluído esto, una continúa intentando...
Como nota alterna, un amigo que me vió triste me regaló un gatito... un siamés que desde hace poco se llama Swahili. Espero no pegarle mi nostalgia al pobre bicho. En fin, siguiente con lo alterno a mi "situación", he salido con gente de acá... me relaja, pero sigo pensando que me quedé incompleta... eso de irse de repente, levanta en tu conciencia la fuerza que había perdido debido a la rebeldía de la adolescencia.
Y, creo que ya es todo, otro día postearé sobre cómo me sigo sintiendo, y si encontré alguna manera de volver (lo que es improbable, pero no imposible). Por ahora, me retiro a dormir, es algo tarde y Swahili se está durmiendo en mis piernas... si quier dormir en una posición decente, lo debo mover ahora...
Saludos...
Oyendo: Life burns!-- Apocalyptica
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