viernes, octubre 24, 2008


"La mentira tiene las patas muy cortas".


Ya sé que dije que iba a postear, pero la vida sucede, y demás.

Resulta que vengo regresando de un... vamos a llamarlo Retiro Espiritual, en el cual crecí mucho y aprendí innumerables cosas acerca de mí misma, de los que me rodearon y de Dios. Finjamos que esta es mi excusa de no postear, porque no tengo excusa verdadera.

Desde mi último post (el de hace años, literalmente), mi vida ha cambiado demasiado. A veces me arrepiento de no tener esos años escritos aquí, pero el tiempo de Dios es perfecto y por algo no lo están. Muy probablemente por cosas sumamente destructivas que me sucedieron y que prefiero no recordar. Lo triste es que prácticamente toda mi relación con Wooper* está en los rincones de mi memoria en vez de en los recovecos de este blog. Pero qué se le va a hacer.

La persona que soy hoy es completamente diferente a la que dejé en aquel último post. Pero el cambio es para bien. Sufrimiento y pruebas desarrollan carácter, y heme aquí, sobreviviendo, evolucionando a una mejor especie (a falta de mejor analogía, ya que no creo en la evolución XD). Recientemente, he tenido experiencias de esas que te tiran baldes, veintes y demás realizaciones. Algunos miedos se han ido a visitar a sus parientes y otros, más persistentes, aún luchan por el dominio total. Entre los que se fueron están Inseguridades Físicas, Prejuicios Relacionados con el Color de la Ropa y Negaciones Tontas Acerca del Color del Cabello. Me dí cuenta, más que antes y más que nunca, que yo soy quién soy y no me tengo que preocupar si jota o doble u piensan que tal o cual. Que si oigo Stratovarius y me pongo una blusa rosa… ¿qué caracoles importa? Que si tengo veintitantos y todavía veo caricaturas… ¿qué carambolas? Y que si siempre dije que nunca tendría el pelo rubio y después cambié de opinión… ¿qué? Nada, eso es el qué. Y al que me diga poser que se meta sus etiquetados en las fosas nasales.

Hoy me desperté inusualmente tarde y me tomé una considerable cantidad de tiempo en decidir cómo me peinaría. Ayer tuve la maravillosa idea de ir a escarbar al baño de mi mamá para encontrar algo que ponerme en el cabello. Efectivamente, encontré un mousse casi nuevo y decidí usarlo. ERROR. Mi pelo terminó duro, duro como cuerda de barco. Nunca en mi vida había yo sentido mi cabello así. Y eso que, usualmente, tiene la consistencia de estropajo, pero esto fue brutal. Debido a este incidente, mi decisión de hoy tomó más de lo normal, aunque los resultados fueron absolutamente mejores.

También salí con Tortuga*, a la que le sacaron una muela del juicio y tiene complejo de hámster; aunque yo digo que se ve semi-normal. Platicamos de sus tragedias varias (aparte de la muela) así como de mis diversas confesiones. No me gusta entrar en detalles de la vida de la demás gente, pero sea suficiente decir que la fuerte Tortuga se levanta del piso, dignamente, después de la cachetadota que la vida le dio. ¡Te amo, amiga! Aunque seas una mala influencia en el Jardín de Niños. Con todo y todo, si yo fuera un camello, preciosa, a ti no te escupiría.

La Tortuga y yo echamos el chal muy cómodamente. Oots. ‘Ora resulta que Casiano y Petronila ya no andan, que porqu’el Casiano no le compra sus cocoles a la Petronila, ¡fíjese nomás! Vieja interesada, ésta. Pero nomás se supo (porque usté ya sabe que acá de eso una se entera en segundos), y vieras que la Anacleta, nada tonta, que se va con el Casiano y que se jueron a darle vueltas a la Alameda. De manita sudada, y todo. Si es re bonita, la Anacleta, pero dicen por ahí que tiene un hijo perdido, ¿usté cree? Yo digo que son puros cuentos, pero ¿y si sí? Nombre, imagínese nomás la que se armaría. Aunque las vueltas a la Alameda nadie se las quita, ¿verdá? ¡Ah! ¡Y espérese a que le cuente la del Hipólito y la Ramona! Nombre… ¿cómo cuál Ramona? La del diez, que nadie la ha visto salir desde hace como 3 semanas. Pues me dijo la del dos que según ya salió con su domingo siete, pero resulta que ni es del Hipólito, ¿usté cree? Me dijeron que vieron a la Ramona una noche con el Gumersindo, pero ya nadie lo ha visto. ¡Qué vidas!

A veces soy feliz de tener la vida que tengo, pero otras, me dan ganas de ser señora de vecindá nomás por pura comedia.






*Los nombres han sido cambiados, como es usual, para proteger la identidad de los mencionados. Más que nada para que no me golpeen por escribir cosas de ellos XD


Oyendo: English Suite No. 3 in G Minor-- J. S. Bach





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