"Jugando siempre, apostando siempre, a cara o cruz".
Pues resulta que ya tenía yo todo listo para cambiar de lay, pero al Blogger se le ocurrió empezar a usar XML, lenguaje que no comprendo. Entonces todo mi código en HTML ya no puede ser usado y lo tengo que pasar, de algún modo mágico, a XML. ¡Qué gorro! Tan bonito que me había quedado y todo. Oh, desilusión.
Ando muy tambaleante. Me duelen mis rodillas, y sigo sin mi decaf. Entre más reflexiono, más preguntas salen. Y también más recuerdos. Hace poco releí varios posts viejísimos que me sirvieron para agregar más pasto al rumiado aparentemente eterno. Quiero irme a un parque, sentarme en un columpio y volar por siempre. Sentir el aire en mi cabello, despreocupada de la vida y de la muerte. Pensando en las nubes, en los perros, o en Dragon Ball. En todo menos en este desasosiego de adultez; este océano de congoja, estrés, presión e impuestos. ¿En qué momento dejé esa vida simple? ¿Hay manera de volver? Sí, yo sé. Pero nunca hace daño preguntar.
¿Cuándo salí del capullo? Estoy cansada de ser mariposa. Recuerdo que cuando tenía 13 años era fea, usaba unos lentes enormes y jamás peinaba el estropajo que tengo por cabello. Pero era mi vida tan sencilla. Las hormonas aún no hacían grandes estragos, los estudios no eran mucha complicación y siempre tenía tiempo para todo. Hoy ya no uso lentes, mi pelo siempre está arreglado y las crisis emocionales son una masacre brutal.
Graduada en sensiblería, soy tan susceptible. Así nací: sensible, efusiva e inestable. Me juego el todo por el todo, me aviento sin paracaídas; siempre confío. Tengo que ser más dedicada en esta vida y desarrollar ese algo que me quite estos remolinos que se hacen llamar emociones.
¡Allá va la ola! Y allá voy yo con ella. Las hormonas surfean felices mientras yo me ahogo en dramas que mañana serán disparates. ¿Por qué nunca aprendí a nadar?
Oyendo: Electricity--Anathema
No hay comentarios.:
Publicar un comentario