Gracias al Español
Sí, hoy quiero darle gracias a mi lengua madre. Tengo ganas de decir todo lo que ha hecho por mí. Español, español; Mi Español. Cómo decirte que me has salvado las dendritas, el cerebro, los pensamientos, la vida. Si no fuera por tí, ahora estaría enfrascada observando minuciosamente los detalles del diario en la vida de una pobre mujer rusa; o tratando de no ser absorbida por una esponja amorfa compuesta de miel y lágrimas por las víctimas de una guillotina romántica. Pero no, siempre me encuentro leyendo el diario de un asesino, jugando a la bebeleche, escuchando murmullos, bordando un ajuar de bodas o una mortaja, leyendo las aventuras de un hombre viejo con una mujer joven, o subiendo los interminables pisos hexagonales de una biblioteca.
Tu presencia y existencia en mi vida hacen que me encuentre a salvo de las garras del discuro plano, insulso, sin chiste. Eres mi refugio contra tramas comerciales de suspenso que me hacen imaginar, pero no pensar. Y tú me acostumbraste a eso, Mi Español: a pensar. A que los pequeños seres de origen dudoso que viven en mi cabeza se muevan, aten cabos y comprendan las cosas. Me enseñaste, también, la sed de aprender y la motivación a enseñar.
Yo encuentro en tí, en tus libros, en tus palabras, en tus letras, en tu mínima expresión: en todo eso, encuentro albergue y protección, encuentro a alguien como yo, encuentro mundos que he soñado, encuentro mis pensamientos concisos y casi tangibles, encuentro el agua que satisface mi sed.
Cuando los cánones doctrinales me acorralan, me imponen estrechos límites, impidiéndome el escape; yo corro hacia tí. Voy de prisa hacia tus puertas a gritar la única palabra que conozco que me redime de lo que se me acusa: Asilo. Debo decir que generalmente no me redime, y sigo siendo acusada; pero tú de igual manera abres tus puertas. Y estando yo de tu lado, del lado de las palabras, me siento bien. Me siento identificada, me siento entre iguales.
Por todo esto, quiero darte las gracias Mi Querido Español; gracias por existir y por salvar a las pequeñas almas hispanohablantes.
Oyendo: Fantasy Impromptu-- Frederic Chopin
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